El truco fue sencillo, repetir
cada día un poco
ni tanto para no 
perder el sentido o deformar
los recuerdos, como las palabras
si las decís demasiado
se alejan de lo que eran.
Aunque a veces puede, al revés,
ser necesario
repetir para cambiar
un detalle, variar un gesto,
una respuesta, un personaje
para que pierda filo la escena, 
hacerla más recordable.
La memoria lo practica
todo el tiempo sin querer
y yo ejercito desde niña,
son movimientos
de defensa personal.